La ley del silencio
No
voy de cine sino de realidades. Aquí hay demasiada gente que se calla a
un mismo tiempo. Es una táctica, esta del silencio que cura los
excesos. Es el caso de Mourinho, quien manda a su segundo, Karanka, para
que le sustituya en las ruedas de prensa. El silencio es una dieta
verbal que le recupera a uno de los empachos. La abstinencia de la
lengua floja te cura las tripas revueltas. A Mourinho le ha imitado
Clemente, pero este no se calla ni en tiempo de ayuno anunciado. Los dos
muditos del fútbol español se vieron las caras el pasado fin de semana.
Los
silencios de estos astros futboleros tienen mucho de vendetta contra
sus críticos. “Si yo me callo tú no vendes periódicos. Pues me callo.”
Otra
cosa es sor María Gómez Valbuena, a quien llaman la monja “roba niños”.
Sor María se acogió al silencio declarativo ante el juez. La monja está
acusada de haber “regalado” en 1982 una niña a Alejandro Alcalde, la
que hoy es su hija adoptiva. Esto ocurrió en una maternidad madrileña de
la que sor María era asistenta social. Pero los silencios de la monja
“roba niños”, por muy constitucionales que sean, deben llenarse de
razones. Nadie puede erigirse en tribunal de los destinos de las vidas
humanas, aunque tenga certeza de hacer el bien con sus decisiones. El
silencio de sor María es un simple aplazamiento de una verdad aplazada
en beneficio propio.
Salió
Mariano Rajoy por la puerta de atrás del Senado para no hablar y se
topó, no obstante, con multitud de obstáculos de micrófonos y cámaras, a
las que pagó con su silencio, hasta que alcanzó el seguro burladero de
su coche oficial. Era tarde noche, tarde alta de crisis, de mercados y
prima de riesgo. Mariano burló con su silencio a toda costa todos los
cachivaches de la alta tarde. ¿Siempre ha de hablar un político? ¿Aunque
sea con malas noticias? ¿Aunque tenga confirmaciones pendientes?
¿Hablar por hablar? ¿Aunque esté acuciado por haber recaído su padre? Sin embargo, lo diré, es preferible el silencio, antes que romperle con papeles delante.
El
silencio es el arma fundamental de Cristina Fernández Kichner,
presidenta de Argentina, en su crisis con España, por decirlo finamente.
La presidenta “roba petróleo”, con las peores malas artes de su
caudillismo peronista, quiere quedarse con la empresa española YPF
Repsol y sus inversiones multimillonarias, así, con la cara, y
contraviniendo los tratados internacionales. La ofensiva diplomática
española ha sido firme. El ministro de industria dice que todo está ya
decidido. ¿Cuál será el sentido del silencio de la Fernández Kichner?
¿Será que esté considerando la marcha atrás? ¿O estará en el sentido de
la amenaza de nuestra vicepresidenta: “las medidas no se anuncian, sino
que se adoptan”?
Nicanor
Parra, el poeta chileno galardonado con el Premio Cervantes, guarda
silencio. A tiro de una semana del evento no se sabe si el galardonado
acudirá al acto del Paraninfo de Alcalá. Es este un silencio
comprensible de 97 años, que guarda también silencio de su verdadero
nombre, al estilo de los también poetas chilenos Gabriela Mistral y
Pablo Neruda.
Otro
distinto es el silencio de Mingote, que podría serlo por haber
desaparecido recientemente, pero que lo es por uno de sus chistes que
ahora se recuerdan. Un día puso un pie que decía: “Rosendo, querido, no
tengo nada que decirte”. Y su espacio estaba en blanco. Contaba que no
se lo querían pagar. Era evidente que la mujer de Rosendo decía mucho,
hablaba de un tremendo vacío.
En
una escuela de radiofonismo enseñaban que los cuatro elementos que
configuran la radio eran: la voz, la música, el efecto radiofónico y el
silencio. Hay silencios clamorosos.
Nuestro
rey don Juan Carlos no se calló en Botsuana, sino que se cayó, que no
es lo mismo, Lo cual parece un dictado de Miranda Podadera, que son
dictados preconstitucionales, que quiere decir dictados “fetén”, de
cuando en las escuelas se enseñaba a escribir de verdad. Son modelos
anteriores, por supuesto, a la nociva LOGSE de Rubalcaba. No sé por qué
siempre el adjetivo “ preconstitucional” ha de significar negatividad
como lo quiso hacer la Señorita Trini con el obispo de Alcalá.
El
silencio está formado de unos átomos al vacío de una muy heterogénea
composición. Los silencios de Mourinho y de Clemente, de sor María Gómez
Valbuena, de Mariano Rajoy, de Cristina Fernández Kichner, de Nicanor
Parra, de Mingote, aunque sean compases sinónimos, llevan dentro
distinta atomización. Yo también me callo distintamente.
José César álvarez
Puerta de Madrid, 21.5.2012
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