miércoles, 27 de septiembre de 2017

Populista y demagogo






Populista y democrático

     Alguien me preguntó si sabía distinguir entre ‘populista’ y ‘democrático’, dos palabrejas que se superponen actualmente a cada dos por tres en la papilla diaria de los medios de comunicación. Así, a bote pronto, no supe definirlos, aunque le dije que ambos términos se enfrentaban, pero que se relacionaban etimológicamente con el ‘demos’ griego de ‘pueblo’ y la versión latina ‘populus’. Y ahí lo tenía, ahí mismo estaba la réplica solicitada, porque tirando de la carcasa de la etimología se llegaba a la sustancia. Ahí mismo estaba la perspectiva del concepto griego de ‘pueblo’, el de hace veinticinco siglos, con toda su carga doctrinal acumulada que desde entonces media para dirigir a una sociedad (la historia del pensamiento, la constitución, la producción incesante del poder legislativo, los compromisos internacionales…)



     Y, por el otro lado, como antítesis, estaba el término ‘populista’ que no es llanamente ‘popular’, sino la manipulación burda de lo popular. Estamos ahora en la perspectiva directa y simplista del populista que ataja, reduce y se descompromete de todo un acervo cultural, social y político, halagando directamente el oído del pueblo. Es la voladura de todo el depósito cultural que representaba el término griego. Por eso decían del Trump que en su discurso de investidura no había citado a ninguno de los padres de la nación ni a ningún pensador político para saber donde se anclaba su credo ideológico. Y es que en los populistas de izquierda o de derecha no hay anclaje cultural, sino solo oportunismo demagógico.



      SAN DIEGO DE ALCALÁ




     Mi sobrino Andrés Ramos es un culo de mal asiento que no para por el mundo, y al entrar en una iglesia en San Diego de California hizo una foto al horario de misas, y a otra cartela artística, las cuales me ha enviado por ‘wassap’ para que compruebe que el nombre de Alcalá sigue allí vivo dando nombre a la misión franciscana y a la basílica donde entró. Esa misión dio nombre a la ciudad, aunque por desgracia se simplifica desapareciendo el ‘de Alcalá’ en la denominación abreviada de la gran ciudad californiana. Sin embargo, podemos comprobar que la iglesia es más rigurosa al usar la denominación completa. Alcalá, patrimonio de la Humanidad.



     “AL RESPETO”

    

     El turismo es una actividad incesante que se ve bulliciosamente incrementada en nuestras calles. Los sábados, principalmente, puede verse a varios grupos que están recibiendo a la vez la explicación de la fachada de San Ildefonso de la Universidad cisneriana, ahora cubierta con el velo de su trampantojo. Uno sin querer, pone la oreja y escucha a la guía: “Y la planta de en medio es la zona noble. La ventana central, la más ilustrada, el corazón de la fachada, no puede acoger sino a la función más importante de la Universidad del Renacimiento, que es el palacio de la sabiduría. ¿Qué actividad será esta? —preguntaba a su grupo dejando una pausa en el aire—. Al fin se contestaba ella misma: “La biblioteca, la ventana central albergaba la biblioteca, la cual hoy día, ‘al respeto’, ha sido instalada a su derecha en ese otro edificio que fue cuartel. La derecha sigue siendo un lugar de prevalencia”.



     Pero yo no voy de corazones o derechas, ni de bibliotecas viejas o nuevas, yo voy de lenguaje confuso, de palabras minimamente capadas y distorsionadas. ‘Respeto’ es una cosa y ‘respeCto es otra, la que se quiere decir y no llega a decirse, porque el hablante no quiere emplearse, ponerle ganas. Y así, pues, tenemos cantidad de locutores de radio y televisión, de profesores, de guías turísticos la mar de respetuosos ellos, que ‘al respeto’ de esto dicen aquello otro. Es la apatía en la pronunciación de la consonante silábica postnuclear, que así de cursi la denominábamos, al respecto, en aquella lejána Fonética universitaria.      





José César Álvarez

www.josecesaralvarez.org

Puerta de Madrid, 28.01.2017




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