lunes, 25 de septiembre de 2017



Ser o no ser, esa es la cuestión



     Esta es la frase más famosa de la literatura universal, principio del conocido soliloquio de Hamlet. Nosotros quizás queramos compararla en fama con la de “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…”,  la cual es principio de nuestra primera obra literaria. Aunque don Quijote se echó al campo “una mañana de Julio”, con Hamlet nos metimos en este ferruginoso Julio, que es el de siempre, el de los incendios, el del Tour de Francia, el de los sanfermines, el de los aires acondicionados y el de los helados de sabores que no cesan. Como no han cesado los teatros ni las series de penaltis de este mundo empatado.



     La oportunidad de este título nos la ha brindado el Hamlet en la versión y dirección de Miguel del Arco, que se representó dos veces en el Teatro Salón Cervantes el último día de junio y primero de julio, como a caballo fue escrita la obra entre el siglo XVI y XVII, como a caballo es el “ser o no ser” existencial de su protagonista. Fue una versión amable, sin convulsiones, lejos de las atormentadas versiones de que venimos. Los cinco clásicos actos se suceden con transiciones dulcificadas, elipsis agradecidas y un juego ingenioso de cortinas que a la vez son pantallas mágicas de luminotecnia. Del patetismo de la tragedia se pasa a la jocundia de la comedia, sin perder la esencia. Israel Elejalde, el actor protagonista, junto con sus compañeros, no declama, dice con precisión, y no hay atisbo de divismo en sus ademanes. Podría discutirse alguna valiente incorporación, pero pesa más el todo, ese Hamlet de un tirón, confitado y desespinado, que fue un placer degustar.  



     Ser o no ser, esa es la cuestión que debe abordar España para ser gobierno y no ser un gobierno en funciones. España necesita un gobierno que sea. España debe pasar del no ser al ser. Pero es compromiso de España, no de Rajoy. La urgencia de un gobierno es de responsabilidad  nacional y empeño de todos. Porque si nos mantenemos en el no-ser, en el veto continuado, vamos a la vergüenza nacional y a la mayoría absoluta del PP en una tercera convocatoria a las urnas. La tendencia prioritaria de un país merece el respeto, sin exigir la  devoción.



     El príncipe Hamlet de Dinamarca representa la conciencia universal. Su tío Claudio vertió veneno en el oído de su padre cuando dormía en el jardín y le usurpó el reino y la mujer, su madre. Hamlet urde la venganza para alcanzar la dignidad. En la parodia nacional, el veneno por el oído va a en forma de palabra hablada. “No podemos apoyarr a Rajoy en el Congreso, ni menos sus medidas nefastas” dirá al unísono toda la oposición. Al final, admitirán la abstención a cambio de que Rajoy acepte sus medidas, las ‘buenas’, las zapateriles. Querrán que los que ganaron ejecuten las medidas más ideológicas de los que perdieron. El PP lógicamente habrá de negarse de cara a su electorado. Entonces volveremos a la tercera convocatoria de elecciones, y los que perdieron volverán a echar la culpa a Rajoy. Pero como el pueblo no es tonto, Rajoy volverá a salir reforzado. De momento, seguiremos entre el ser y el no-ser.



     “¿Somos o no somos?” se preguntará ‘SOMOS Alcalá’, la marca blanca de PODEMOS, que en las elecciones del 26-J ha obtenido en Alcalá 21.001 votos, que son 431 menos que en el 20-D, cuando su perspectiva de fusión con IU, no sólo contemplaba la suma sino la multiplicación. Pero fue resta, fue no-ser. Porque la suma, ‘el ser’ se lo llevaron el PP con +3.110 (total 34.037 votos) y el PSOE con +276 (total 22.524 votos). En la cuesta descendente del no-ser se coloca ‘Ciudadanos’ de Alcalá con -1.993 votos (total: 17.768 votos).



     Los vecinos de la Plaza de España de Alcalá de Henares —antigua plaza de toros—, oyeron decir a SOMOS de Alcalá que aquel era territorio suyo y que cambiarían su nombre por ‘Plaza del Pueblo’. Ese es el tópico marxista tan viejo y repetitivo que ya se oye y no se escucha, es tabarra monocorde y cansina, pero inútil. ¿Son normales aquellos a quienes les da erisipela el sólo nombre del país? En un restaurante del que dicen que es su terreno encargaron una cena de 250 comensales para celebrar su gran éxito el día 26 de junio. Sólo cumplieron su compromiso 50. Los demás debieron quedar desganados ante el resultado. El restaurante hubo de quedarse con los excedentes de jamón de Jabugo y el marisco de Isla Cristina, productos del pueblo.



     La armonía arquitectónica se dio cita en el patio de Santo Tomás de Villanueva, cuando comenzaron sus obras en 1617 bajo la traza de Gómez de Mora. Se suceden tres pisos: los dos primeros en el orden toscano con arcos de medio punto, y el superior de orden corintio de arcos rebajados. La armonía musical de ‘Clásicos en Alcalá’ se dio cita en dicho lugar sucediéndose en esta ocasión la espléndida armonía de tres espléndidos pisos de orgullo alcalaíno: La Banda Sinfónica Complutense, la orquesta ‘Ciudad de Alcalá’ y la ‘Schola Cantorum’, sin olvidar, claro, el acto estelar de la Gala Lírica Operastudio.



     Felicitamos a Carmen Cerezo Monsó, alcalaína de pura cepa, porque el día 12 se sucederán en ella noventa julios de armonía, por poetisa, soprano, directora de coro y buena gente. Es el triunfo del ser.



José César Álvarez

Puerta de Madrid, 937.2016

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