lunes, 5 de febrero de 2018

Romance al número 2500 de PUERTA DE MADRID



Romance al número 2500
de PUERTA DE MADRID

     Son dos mil quinientos números los que aquí cumple el PUERTA, y un número tan redondo es mojón que se celebra. Dos mil quinientas las puertas que se encontraron abiertas como lo es la de Madrid por donde a Alcalá se entra. Dos mil quinientas semanas, una a una, letra a letra, foto a foto, dato a dato, donde Alcalá se proyecta, donde se mira y remira revestida de sus prendas en su luna clara y plana ni cóncava ni convexa. Dos mil quinientas portadas, dos mil quinientas entregas, y a plata suenan sus números aunque es de oro su estela.



     Nació PUERTA DE MADRID como nacen los setenta, y nacieron inseguros de aventura y de carrera hasta forjarse espléndidos como se forjara el PUERTA sin mirarse en el ombligo, que de frente solo viera. Y en esa frontal mirada, sin saberlo, hoy detenta el ser la prensa local y provincial madrileña de más tendida zancada, de más larga persistencia, la decana de la crónica de las crónicas de cerca, el récord de vida útil de cíclica permanencia en los quioscos  que venden, en los quioscos que merman cuando merman los papeles por las redes que te asedian. Y el PUERTA ahí se mantiene contra viento y marea en el foco de interés de la ansiada convivencia, la que han de proteger los políticos que llegan, escondiéndose las manos por guardar la independencia.



     Es el PUERTA DE MADRID una revista señera de colores satinados que al mismo tiempo alterna con papel como pan blanco de miga que mira suelta, cada bocado un sabor, cada cantero una especia. Es el PUERTA DE MADRID un “¡Hola!” de fiesta, un lujo en la casa pobre de la crisis que bosteza, una lanza bien clavada donde el papel se clarea, donde la policromía a Alcalá la representa en alarde vigoroso de su semanal presencia.



     Es el PUERTA DE MADRID el testigo que conserva la corriente de este río con espumas que se encrespan, con angosturas que braman y meandros que sestean. La paciencia de su orilla le fue dando larga pesca: diez alcaldes, cuatro obispos y rectores de muceta, generales de galones y los jueces de puñetas. Y mil partidos políticos de las más lindas propuestas que integraron los ediles que coparon sus imprentas. Y fueron cuarenta y uno los visitantes poetas que el ‘Premio Miguel Cervantes’ en el Paraninfo aceptan. La retina de su cámara captó tipos pieza a pieza desde su orilla del río al que sirven y se entregan.



     Las visitas de los reyes triplicaron su cadencia, como se triplicaba el censo y el consumo de cerveza. Se triplican los colegios, las rotondas, las aceras, y se triplica de altura la torre de La Garena, mas triplican a la baja los quioscos de la prensa.         



     Nos morimos día a día en las líneas de la brega, en los renglones del alma que se escriben tecla a tecla. Nos morimos día a día en un desierto de ideas y se mueren los lectores de su boca tan sedienta. Todos morimos un poco, pero no se muere el PUERTA, que de roca es su semblante y su salud es de piedra.



José César Álvarez

www.josecesaralvarez.org