lunes, 25 de septiembre de 2017



La tronante pajarería

     Es un edificio blanco, capaz, espléndido, un orgullo de construcción local, autonómica y nacional, un Titanic de la investigación ante Europa e incluso el mundo en sus pretensiones. Y ahí está cerrado, junto a la Facultad de Medicina y el Hospital Príncipe de Asturias. Es el IMMPA (Instituto de Medicina Molecular Príncipe de Asturias) Una idea que se fraguó en el año 2006, inflamada de los vientos de bonanza y que se aparcó en el 2011, desinflada por los vientos raseros de la realidad. Es el IMMPA un barco en la alta mar de los campos alcalaínos, sin rumbo, a la deriva, envarado, sin proyecto científico, sin recursos humanos ni financieros, con un nombre que puede ser cambiado en cualquier momento. Este fue el plato indigerible que le fue servido al CSIC.



     Aplazada queda ‘sine die’ su investigación tumoral del cáncer y la del envejecimiento, aparcada la medicina regenerativa y el uso de las células madre, vacíos los animalarios para la investigación… Es el monumento a los derroches incontrolados, es la espuma de los tiempos de fiesta. Así es que el edificio de 50 millones, como todos los cuerpos abandonados, afronta una subsistencia imprevisible y caótica.



     El bello y fantasmagórico edificio está rodeado de unas vallas que no permiten acercarse. Pero lo que allí me llevó no fueron sus proyectos científicos subsumidos, sino el reclamo de la tronante pajarería que en las crestas del edificio se albergaba con pasmoso estruendo. Era aquel un emporio de trinos cuyos élitros cantores ocupaban el alto coro  de la galería superior, cubierta de cristales. Dicha galería corrida ejercía de inmensa jaula ornitológica, de tal manera que el animalario proyectado de las ratas del subsuelo se había trocado en espontáneo animalario volador.



     España es una jaula de tronancias ornitológicas. Pían y pían y no dejan de piar. Es una competición tonal, canora. Cada cual trina con todas sus fuerzas y destrezas, sin escuchar nadie a nadie. Todos cantan a la vez. Nadie escucha. España es un coro de trinos superpuestos, alocados, frenéticos.



     Trinan los pájaros de los cuatrocientos alcaldes independentistas de Cataluña, cuando levantan al alimón sus varas de mando. Las varas superpuestas de los alcaldes separatistas no suman, restan. La vara alzada de un alcalde sólo tiene vigencia ante su pueblo genuino. El pueblo y su vara de mando es como el pastor y su ganado. Fuera de su aprisco la vara no rige, es postureo, la voz y la vara son reconocidas por los pastoreados. Fuera no ejerce, no manda, no se reconoce, no suma. Sólo suma en el guirigay anárquico.  



     Pían y pían y vuelven a piar los socialistas porque su pastor a premiado a una oveja desleal, la cual, ahora, al quedarse sin aprisco, la guarda el pastor en el suyo. Y las ovejas visitadas balan y balan y vuelven a balar contra la extraña que un día les baló encrespada. Y trinan y trinan contra el pastor dadivoso.

    

     Cantan y cantan los pseudos-cervantistas que defienden la ‘teoría leonesa’ de que Cervantes es de ‘las montañas de León’ como se dice en el Quijote, sin pararse a que dice que allí “tuvo principio su linaje”, es decir, el manantial de su nombre. Y trinan los manchegos de Alcázar y los sanabreses de Cervantes de que nuestro Cervantes no es Saavedra, el que escribió el Quijote. Y para acabarlo de arreglar van los pájaros de este lugar complutense y dicen que ‘Saavedra’ es un auto-apodo que el propio Cervantes se pone, derivado de un arabismo que significa “sin brazo”, tal que sus ficciones aljamiadas. Es decir, que la tronancia cervantista indígena pretende que el españolísimo apellido gallego ‘Saavedra’ se convierta, por la gracia de sus trinos, en un mote moro. Pero trinen lo que trinen. Cervantes Saavedra fue su apellido compuesto, muy conocido en la época, tal como se llamaron y firmaron su padre y su abuelo.



     Pían y pían y vuelven a piar. Es una jaula tronante, frenética, sin orden ni concierto.



José César Álvarez


Puerta de Madrid, 25.10.2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario