lunes, 25 de septiembre de 2017




La plaza de Margaret Thatcher

    

     En un lugar céntrico de Madrid, cerca de la plaza de Colón, ha sido inaugurada recientemente la plaza Margaret Tatchr, al parecer la primera plaza con esta denominación fuera del Reino Unido. Para la aprobación de este nombre en el Pleno municipal, se contó con los votos favorables del PP, la abstención de UPyD y, claro está, la negativa de PSOE e IU, alegando que el personaje propuesto carecía de vinculación con Madrid. Los opositores a la moción no eligieron bien su argumento de réplica, puesto que, siguiendo ese criterio, habrían de eliminarse casi la mitad de las calles dedicadas a personajes. Porque no tienen que se sepa ninguna vinculación con Madrid Thomas Edison, Beethoveen, San Buenaventura, Miguel Ángel, San Francisco de Asís, San Agustín, Vitrubio, Miguel Servet, Martin Lucero King, Juan XXIII... Y es que cuando uno quiere encubrir los verdaderos argumentos de la negativa, se acaba enseñando la patita.

    

     Sobre la cartela de la denominación de la plaza, otros personajes anónimos que pululan por la calle superponen ‘respetuosamente’ otras denominaciones críticas. Está claro que no les gusta el personaje cuando no es de los suyos.

     A los chafarrinadores de la cartela y a los autores de la réplica conviene recordarles la vinculación que la Dama de Hierro tuvo siempre con España. Por ejemplo, la importancia de su apoyo a la adhesión de España a la Unión Europea, gesto al que Felipe González se ha referido muchas veces. ¿Se imaginan ustedes una UE sin España y Portugal? ¿Se imaginan ustedes una España sin el apoyo moral y financiero de la UE a nuestra naciente democracia? Y conviene además recordar la condena que hizo de nuestro brutal terrorismo, su solidaridad sincera y sin ambages. ¿Se acuerdan también de aquella actitud pedagógica que le llevó a dirigirse directamente por TV a los españoles, de quienes sabía llevábamos clavada en el zapato la china de Gibraltar, diciéndonos que los ingleses sólo cumplían la firma bilateral de un Tratado?
    
     Hay que reconocer que Margaret Thatcher fue una figura controvertida, que no resultaba indiferente ni para los unos ni para los otros, que tuvo también sus defectos, pero fue íntegra y sin complejos, fue la líder de la rebeldía de la derecha –hasta entonces monopolio de la izquierda–, la creadora de un espíritu del 68 al revés, el triunfo del individualismo y de la sensación vanguardista del orgullo de emprender. Luis Asua Brunt, que vivió en el Reino Unido de aquellos años, en una reciente Tribuna de El Imparcial pinta así los efectos de aquel clima:

     “Fueron los años en los que todos parecían que iban a ser empresarios o creadores; donde se pusieron las bases para el Londres actual, donde el individualismo, la creación de riqueza, la libertad y la democracia eran verdaderos motores sociales, auténticas banderas. Se acabó con demasiados años a la defensiva, tantos años en que sólo por ser de izquierdas implicaba estar en posesión de la verdad. Se acabó con tanto “buenismo”, y también con su corolario: el eterno complejo de la derecha con las denominadas cuestiones intocables: la comprensibilidad con la educación sin esfuerzo, el gasto social infinito, la vergüenza hacia los beneficios empresariales, la debilidad exterior, la inevitabilidad de la política de bloques, el gobierno por y para las encuestas, etcétera.”

     Hoy, sin embargo, en España, al ‘torysmo’ nacional de Rajoy parece que se le clarean los viejos complejos de la derecha, cuando dice que su Proyecto de Ley del Aborto, lo retira por causa de no haber encontrado el consenso. Y ha sido ahora el Gobierno quien ha enseñado la patita, porque los que se han sentido burlados –los suyos– han elaborado sin esfuerzo, como réplica,  una larga lista de los proyectos aprobados sin el consenso que Rajoy nunca alcanzará y del que no tiene democrática necesidad, según el ejemplo previo de sus amnésicos opositores.
    
      

     Al homenaje a Margaret Thatcher asistieron las lideresas de Madrid, las que hace tiempo quisieron seguir la estela de la titular de la plaza, como Ana Botella, Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre. El embajador del Reino Unido en España, allí presente, se sintió muy emocionado. Uno cree que paralelo al espacio urbano de la nueva plaza, debe ir correlativamente unido el espacio doctrinario de la homenajeada. Pero el PP traiciona también el espíritu de la propia Margaret en esta cita de su testamento político:  
     
     “Para mí, el consenso parece ser el proceso de abandonar todas las creencias, principios, valores y políticas. Entonces es algo en lo que nadie cree y de lo que nadie objeta.”    
    
     Cuando se coloca una placa en una plaza, es con todas las consecuencias.
    
José César Álvarez
Puerta de Madrid, 4.10.2014

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