JOSÉ CÉSAR ÁLVAREZ, ganador del ‘Premio de novela JUAN VALERA’ 2015
El
premio de novela Juan Valera fue creado en 1933 y es por lo tanto uno
de los concursos literarios más antiguos de España. Lo convoca el
Ayuntamiento de Cabra, ciudad donde nació el escritor decimonónico,
juntamente con la ‘Fundación Cultural Valera’. El premio lo viene
editando la Diputación Provincial de Córdoba, integrando cada título a
una colección de novela cuidada, que se convoca en años alternos –un
año, novela; otro, ensayo valeriano–. La Universidad de Córdoba, a
través de su departamento de Literatura Española, interviene con su
solvencia en el fallo literario. Es un premio que se mantiene en el
panorama literario con el prestigio de su solo nombre y de su colección.
En la edición de este año se presentaron 31 novelas, 28 venidas de distintos lugares de España, y otras tres llegadas de Argentina, Venezuela y Suecia.
En el bello parque Alcántara Romero de la ciudad egabrense, en torno a
la estatua de Juan Valera se desarrolló el acto de entrega del Premio
literario, conmemorando así la onomástica del escritor egabrense.
Presidía el acto el alcalde de la ciudad Fernando Priego Chacón y el
nuevo concejal de Cultura José Luis Arrabal Maíz, quien presentó a
Carmen Serrat-Valera, biznieta del escritor, quien hizo una exhaustiva
relación de los fondos valerianos de los archivos del conde de
Puñonrostro, enumerando una abrumadora relación de cartas con los
personajes más importantes de España y del mundo en su tiempo. Carmen,
que dirige en Madrid un gabinete de Psicología y es esposa del conde de
Puñonrostro, agradeció la defensa que el ayuntamiento de Cabra hace del
legado de su insigne antecesor.
Lectura del acta
El Secretario de la Corporación leyó el Acta de concesión del Premio de
novela Juan Valera 2015, cuyo jurado estaba compuesto, además de por el
alcalde y primer teniente de alcalde, por el patrono de la Fundación
Cultural Valera, un Cronista de la ciudad, por los representantes del
Instituto Felipe Solís, de la Real Academia de Córdoba de Ciencias y
Bellas Artes, y un representante del Departamento de Literatura Española
de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba,
quien emite un informe por el que de las treinta y una novelas
presentadas al certamen resultan finalistas tres de ellas:
- Un cobarde valiente
- Voz de bajo
- Como la zarigüeya
El Jurado, tras amplia deliberación, decide por unanimidad otorgar el
Premio de Novela “Juan Valera” 2015 a la obra VOZ DE BAJO por la
originalidad de la trama, la creatividad manifestada en la historia
relatada, la precisión de su técnica narrativa, el carácter estructurado
y bien armado de la obra , destacando la riqueza del léxico empleado y
la adecuada utilización de los recursos y figuras literarios. Abierto el
sobre con el lema correspondiente al trabajo premiado resulta ser su
autor D. José Cesar Álvarez García.
Al autor galardonado, que integraba la presidencia al lado de la biznieta, el alcalde le hizo entrega de una placa y le ofreció la tribuna.
Palabras del galardonado
“Antes de hablar de mi libro, quiero hablar de vosotros. Nadie puede
encarar con garantías el futuro, si antes, como vosotros, no conoce el
pasado. Por eso sois ejemplares al volver la vista atrás y homenajear
con tanto entusiasmo a vuestro hijo predilecto, a vuestro hijo preclaro
Juan Valera. Es de bien nacidos este orgullo que manifestáis al alumbrar
vuestro pasado. Los niños de mi generación cuando llegábamos a la
lección de don Juan Valera, allí en la novela del XIX junto a Benito
Pérez Galdós, la Pardo Bazán y José María Pereda, allí, con Valera, los
niños de España aprendíamos dos palabras nuevas: ‘polígrafo’ y
‘egabrense’. Lo de polígrafo le venía por su universalidad de los
géneros tratados: el género epistolar del que los ‘guasag’ y los
‘emilios’ nos quitaron la costumbre, pero que las epístolas ejemplares
de don Juan Valera las alberga esa Fundación Cultural que ampara su
colosal legado, y de las que nos ha dado buena cuenta Carmen. “
“Y cultivó también la crítica literaria, junto con su buen amigo
Menéndez y Pelayo, con quien compartió lo de ‘polígrafo’, además de la
tertulia en su casa valeriana de la cuesta de Santo Domingo en Madrid. Y
fue sobre todo periodista, y filósofo krausista que vivió en Alemania, y
autor teatral, y poeta, y sobre todo novelista de factura femenina,
como el gran seductor que fue, autor de Pepita Jiménez, de Juanita la
Larga, de doña Luz…”
“Y
fue universal don Juan Valera por los distintos lugares del mundo donde
desplegó su diplomacia de carrera, hasta en diez distintos lugares:
Washington, San Petersburgo, Rio de Janeiro, Viena, Dresde, Lisboa… Y
estuvo en Nápoles junto al Duque de Rivas. He venido al menos un día
antes para sorber los aromas del autor que desde hoy llevaré conmigo. Y
estuve ayer en el patio de suelo de mármol blanquinegro del Casino con
sus dieciséis arcos subrayados de hiedra y el chapoteo de su surtidor,
vuestro Círculo de la Amistad, el mismo día al que se refiere en Pepita
Jiménez en cartela apostada en el muro. Era la víspera de San Juan
cuando aquel patio –decía– se llenaba de forasteros, y aunque en esta
ocasión sólo estábamos los forasteros de mi hijo y yo, me pareció que
éramos aludidos.”
El
patio del Casino de Cabra mantiene vivas las esencias valerianas de
Pepita Jiménez, su obra más celebrada, donde la sensualidad y el
erotismo no necesitan descripciones. Las palabras llevan prendido el
aroma.
“No lo pensé dos veces. Cuando vi la convocatoria del certamen literario Juan Valera, pensé enseguida meter mi novela en ese estuche. Yo soy de los que creen que los nombres de las cosas hacen a las cosas, y que el nombre de Juan Valera impregna y tiñe una obra. Don Juan Valera difería de la forma de novelar de don Benito Pérez Galdós. Mientras que para éste la novela debía ser fiel correlato de la realidad, Valera pensaba que la realidad, la hosca realidad, estaba para ser transida, edulcorada, sublimada. Y yo estoy con Valera. Por eso mi novela que aquí traigo trasciende la realidad. VOZ DE BAJO tiene por protagonista a un hombre de voz excesiva, un profesional de la polifonía clásica, llamado Lotario, quien no encuentra espacio para su voz. La vecina le da con los nudillos en la pared cuando Lotario ensaya, no aguanta su voz de petróleo, ni la aguanta el vecindario, aunque él tenga que sufrir la bullanga festivalera de su radio. No tiene ya el espacio de la iglesia, porque los curitas modernos han expulsado de la iglesia a Bach, Perossi, Palestrina y Victoria, sustituyéndolos por dulzonas peroratas vertebradas a golpe de guitarra. Es así que Lotario busca lugares apartados para el ejercicio de su voz en una ciudad que llamo Santiuste la Vieja. En esa búsqueda errante de soledades, a Lotario le ocurren aventuras sin cuento, hasta llegar a entrar en contacto con las estatuas de la ciudad que por la noche se bajan de sus altillos y departen en animada tertulia. Asiste a la dialéctica de los protagonistas de la historia. Son las estatuas de Cervantes, el Cardenal Cisneros, el Empecinado, San Ignacio y Azaña. Son noches idílicas las que aquí traigo, noches mágicas entre lo inverosímil y lo verosímil, entre la fantasía y la realidad, entre lo onírico y lo consciente, que acabo haciendo verosímil realidad.”
“Mi novela, pues, es de base histórica y rigurosa, con ingredientes de
humor, de filosofía, de música, de lengua y… de los fundamentos
literarios que importan y que ha sabido ver el jurado a tenor del acta
leída.”
“Estoy acabando. Quiero agradecer vuestra acogida. vuestra histórica acogida. Acogisteis a Averroes cuando aquí vino a refugiarse huyendo de los integristas musulmanes. Acogisteis a Miguel de Cervantes cuando aquí vino a refugiarse, con los justicias tras de sus talones, a la casa de su tío Andrés de Cervantes, que en aquel 1568 era alcalde Mayor de Cabra, y al lado de su primo Rodrigo, a quien bien conocía de la época escolar de Sevilla. A aquel Miguel de Cervantes que le hervía la sangre de sus 21 años, había sacado su espada en los sitios de los alcázares madrileños, donde hoy está el palacio de Oriente, e hirió a Antonio de Sigura. Sacar la espada en terrenos del rey estaba muy castigado. Aquí esperó la sentencia, según Astrana Marín. La condena fue gorda: la corta de la mano derecha y diez años de exilio. Aquí salvasteis en principio su mano derecha para que fuera posible El Quijote.”
“Pues bien, los que acogisteis a Averroes y a Cervantes, hoy, salvadas
las infinitas distancias, habéis acogido mi prosa errante, tan errante
como la voz de bajo de mi protagonista. Gracias. “
Final del acto
Cerró el acto oratorio el joven alcalde de Cabra, quien puso marco
literario a la obra de Juan Valera y a su valoración de conjunto,
volviendo a la cita inevitable cervantina. La banda municipal de Cabra
obsequió a los presentes con un concierto del que destacaron pasajes de
la zarzuela española, concluyendo con los himnos andaluz y español,
escuchados de pie. Inmaculada obsequió a los representativos del acto
con un ramo de flores que sirvió de ofrenda floral al ciego de Cabra y
señor de las luces. Posteriormente se dirigieron al Casino, donde fueron
obsequiados con un refrigerio de la cocina egabrense.
Semanario ‘Puerta de Madrid’, 3.7.2015
En
el bello patio de aromas valerianos del Casino de Cabra, de derecha a
izquierda, el cronista de la ciudad y filólogo clásico don Julián García
y García; el nuevo concejal de Cultura, José Luis Arrabal Maíz; Carmen
Serrat-Valera, biznieta de Juan Valera; el joven alcalde de Cabra
Fernando Priego Chacón, PP, que acaba de alcanzar una mayoría absoluta
que ha tronado en Andalucía; y José César Álvarez, el autor alcalaíno
premiado. Atrás, el Secretario de la Corporación; Inmaculada, la activa
secretaria de Cultura, y el entusiasta concejal de Agricultura, Turismo y
Deporte.
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