lunes, 25 de septiembre de 2017



Días oscuros

   Días oscuros y obscuros, tristes y fríos. Las vísperas oscuras no anuncian fiesta alguna. La noche obscura del alma de San Juan de la Cruz, por ser noche, no puede pintar la cruda realidad del día negro, de boca de lobo, día de cielo cerrado al que se le echa encima la noche pronta y lo clausura.  



     El gobierno en funciones atraviesa los días de boca de lobo y de cielo cubierto al que se le echa encima, pronta, la noche catalana. Las noches pueden ser oscuras pero los días deben ser luminosos. Si los días son oscuros es que gana la noche. En los días de Parlamento, allí se abaten las sombras semiesféricas. Y, sin embargo, una linterna parece mover en la mano, como Diógenes, un catalán llamado Albert Rivera. En las alcobas del Senado se han oído nítidos los quejidos de la noche catalana –oh noche en que juntaste amado con amada–, y a España puede llegarle definitivamente el parto conspirativo de los bisbiseos cómplices de la noche. Los días dejarán de ser oscuros y la noche se nos echará encima. Pedro Sánchez podría recitar así:

 
       En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada
(¡oh dichosa ventura!), 
salí sin ser notada, 
estando ya mi casa sosegada. 



     La moneda alcalaína



     Día 14. Hoy han dado nombre a la moneda alcalaína. En serio. Se trata de una moneda local o social o alternativa o complementaria. Cuando los hallazgos arqueológicos nos permitían saber que un lugar histórico acuñaba moneda era signo evidente de independencia, de soberanía, de autonomía política y desarrollo económico. Eso dirán de nosotros las indelebles monedas cuando alcancemos la condición de ser súbditos invisibles del Reino del Polvo. En la revolución cantonal de Cartagena,  en cuyo momento histórico parece que hemos desembocado, se acuñó el ‘duro cantonal’. Al fin ha sido elegido por votación el ‘henar’. Algunos de los nombres derrotados han sido: el ‘zulema’, el ‘quijano’, el ‘bartolo’… Me quedo en el puro análisis nominal. Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas que diría Juan Ramón Jiménez. Otros nombres propuestos han sido el ‘rocinante’, el ‘sancho’, la ‘quijota’, la ‘dulcinea’… ¡Qué manía con trasvasar los personajes de la ficción manchega a la ‘cuna’ de la realidad familiar cervantina! Este mismo de ‘la cuna’ es denominación más ceñida y convincente, somos cuna del genio de la palabra y estamos en el término homófono de la ‘kuna’,  la moneda croata, entre otras.



     El ‘henar’ está bien, pero es un apócope de un Henares disperso por dos comunidades y que le dejan llegar hasta ‘el hospital del Henares’ de Coslada, a donde el río no llegó nunca. Voy  a jugar fuera de plazo. Ningún nombre más sonoro y originario que ‘cómpluto’. La mención de nuestra ciudad romana ha pasado a ser acentualmente palabra llana. Y el esdrújulo podríamos habérselo adjudicado a sus nuevos denarios contantes y sonantes. “Este traje vale 275 cómplutos”, así de sonoro, con ese ‘plutos’ final griego de ‘rico’. Mi ‘cómpluto’, cantoral y cantonal, ha quedado acantonado.



       La corrida del Quijote



     Así ha denominado la empresa de la plaza de toros de Alcalá, el festejo taurino que proyecta para el sábado 23 de Abril, día en que se entrega el ‘Premio Cervantes’ y se cumple el cuarto centenario de la muerte del hijo más insigne de la ciudad Miguel de Cervantes. La corrida tendrá un ambiente del Siglo de Oro español. Quiere ser un festejo pintoresco al estilo de otras, como ‘la picassiana’ en Málaga, ‘la teresiana’ en Alba de Tormes, ‘la goyesca’ en Madrid en torno a su 2 de mayo. No sabemos si la corrida ‘El Quijote’ se quedará sucesivamente con nosotros ese día. Pero nuestro Cervantes, el que aquí nace, es el que celebramos el 9 de octubre. Si Madrid se llevó de aquí sin razón, la Universidad Complutense, el INAP y el Instituto Cervantes, entre otras gollerías, puede llevarse con toda razón de un papirotazo todo lo que pongamos encima del día que Cervantes muere en Madrid.



     Aunque, si eso ocurriera algún día, don Quijote desenvainaría de nuevo la espada de esta guisa:



     — ¡Ea, canallas, para mí no hay toros que valgan, aunque sean de los más bravos que cría Jarama en sus riberas! Confesad, malandrines, así, a carga cerrada, que es verdad lo que yo aquí he publicado; si no, conmigo sois en batalla  —dice el famoso hidalgo desde la mano alcalaína.



     José César Álvarez


Puerta de Madrid, 23.1.2016


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