lunes, 25 de septiembre de 2017




    



ROMANCE A LA VALENCIANO


      Tu apellido ‘Valenciano’ es un resabio machista que no se puede aguantar en tu estela feminista. Es tu jefe Rubalcaba y ‘Rubalcabo’ sería si tú fueras Valenciana por feminista justicia. Si tu programa es el cambio, apellidos cambiarías, que es la denominación la función apelativa que te marca como el hierro y proclama tu divisa. No me llames ‘animal’ por metáfora atrevida, que animales las metáforas que tú lanzas y prodigas.
    
      De un grano hiciste montaña de tamaño europeísta y del grano sólo hablabas en todas tus entrevistas. Europa quedaba lejos de tu empeño y tu codicia, Europa te importa un bledo, tú sólo vas de machista, de machista en la palabra, de enredos y de insidias, que al caño que a borbotones el progreso nos traía, al caño que negociaba los beneficios agrícolas, ese caño taponabas y Cañete le decías. Y al posible Comisario que un cañón resultaría para propios intereses, le caneabas encima y a España la caneabas a través de sus costillas.
    
      “Él me ha dejado ganar” dijiste con ironía, “por ser mujer me ha dejado” –a Cañete traducías– y ya ves cómo has ganado con tu faz televisiva. Son tan profundas las cámaras que te sacan las mentiras, y las arrugas de dentro te salen por la saliva. Que las arrugas de fuera son los surcos de Castilla que Cañete lleva impresos por la frente y las mejillas. Para ti nunca hay arrugas, que eso sería machista. A Cañete le arrastraste por ciudades y por villas, te le llevaste prendido como vil perdonavidas por las plazas y mercados como ejemplar feminista que no cede en el venablo, diga el otro lo que diga. La paja en el ojo ajeno y en el propio doce vigas. Ay, que miedo que me das, me da miedo cuanto escriba, por si cualquier Valenciano me echara la vista encima y me abroncara estas cosas y me estallara la risa.”
Una cosa yo proclamo desde el alto de mi cima a la mujer Valenciano con toda mi cortesía: “Yo no entiendo de igualdad, Ministerio es tontería. Es la igualdad comunismo que nunca aconsejaría, la plural naturaleza que te da y que te quita, que nos hace desiguales de variedad inaudita, diversidad que es riqueza, su Ministerio querría: el de la Diversidad, sin saber para qué sirva.”
      
     “A la igualdad de género yo te respondería: que en el rato y en la rata, palo y pala, río y ría no hay igualdades de género en su oposición lingüística. Si entre hombres y mujeres la igualdad pedirías, es que pierde la mujer, que en intuición es más rica, muchachitas más maduras sin que sepan geografía. Si tú hablas del trabajo de igualdad retributiva, será una ley laboral para Pepes y Marías. Y si hablas de elecciones, el partido hace las listas: hay cadenas de montaje, uno y una, línea a línea, con el ritmo furibundo de la danza socialista. Cada cosa tiene un nombre como buen nominalista, y no digan ‘igualdad’, si no es de forma precisa.”
     
      Adiós a la Valenciana y a Rubalcabo en deriva, chacales de la PSOA ya le cercan como víctima. Ay, qué pena, Rubalcaba, que fuiste liebre en la pista y te encuentras acechado sin tener contrapartida. No es que te pesen las grasas, es que abruman tus mentiras.
     
      Has perdido por tu lengua, has perdido, Elenita, Cañete fue “superior” según nos dicen las cifras –aunque con victoria pírrica de italiana perspectiva–. Cañete fue “superior” en la disputa política y tú el brazo ejecutor de la ola feminista, que no perdonó lamentos y arremetió con inquina, formando bola de nieve de colosales falsías. Con tus palabras sobrantes, ahora, ¿qué harás, Elenita?     
                                            José César Álvarez    
                                           
                   'PUERTA DE MADRID', 31.5.2014

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