lunes, 25 de septiembre de 2017




LA ESCAPADA



     A los 65 años de edad ha muerto José Luis Viejo, el gran ciclista de Yunquera de Henares, asentado en Azuqueca, también vinculado a Alcalá en su carrera deportiva. En el circuito perimetral de la plaza de Cervantes le tuvimos, entre otros lugares, dando vueltas a la plaza como una peonza en una carrera de Ferias. A las pocas vueltas José Luís se escapó del pelotón de cabeza y llegó a tomar contacto con él por detrás. ¡Sacaba una vuelta a los demás! Todavía no había conseguido la que sigue siendo con 23 minutos la escapada récord del Tour de Francia, conseguida en la edición de 1976, donde el alcarreño fue doméstico de Ocaña en el equipo Súper Ser. Fue una histórica escapada ‘bidón’ de 160 kilómetros en solitario, para la que había que estar tan bien dotado como aquel José Luis de 26 años que levantaba triunfante los brazos al pisar la meta de Manosque.



    
      
     Otro tipo de escapada ha sido la registrada por Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza. Ha sido una sentida escapada de su carrera episcopal. Don Manuel, primer obispo complutense de la era corriente, tan querido en Alcalá por la rehabilitación y recuperación de la Catedral, del Seminario, del palacio episcopal… ha renunciado por cuestiones de salud al arzobispado de Zaragoza, cuya renuncia le ha sido aceptada por el Papa. Hemos de destacar siempre su brillante talla intelectual de filósofo y teólogo, su fonética alemana y sus incursiones fronterizas sobre cuestiones luteranas y marxistas. Es autor entre otros trabajos de ‘Ernst Bloch, ¿un futuro sin Dios?’.  Los motivos de su ‘escapada episcopal’ hemos de encontrarlos lamentablemente en sus débiles coronarias, antes que hacer caso de la divulgación de ciertos influjos opositores, llamados ‘yaneros’. Otros comentarios de indocumentada extracción hacen hincapié en la endogámica petición de un arzobispo aragonés. Pero otros, los más, dan su adiós al obispo cercano y comprensivo.



    

     En el alba fue la escapada de la duquesa de Alba como polvo enamorado que se vino a nuestra vera, aquí a Loeches, polvo de quintaesencias españolísimas con requiebros de faralaes y sevillanas. El baile de Cayetana ha ido apagándose hasta el desplante suave de su cabeza ‘levantá’. Fue así la escapada larga de María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva, catorce veces grande de España y que murió siendo novia. Novia siempre por encima de todo.

  




     
     En su escapada a Burgos, Pedro Sánchez volvió a decir que quiere abrir el tarro de la Constitución. Escapa al más mínimo contacto de piel con el PP. Así, frente a la ejemplar iniciativa llevada a cabo por la Fiscalía General del Estado contra el 9N catalanista, los socialistas han emprendido una escapada por elevación porfiando con seguridad dogmática contra Rajoy que la solución no es judicial, sino política y sólo política. Se ‘escapan’ así del suelo de la ley, del cumplimiento del estado de derecho, la letra que es primera y que obliga también a sus propios legisladores, los primeros en su observancia. También la política, por supuesto, pero hay que cumplir y hacer cumplir la misma ley por la que los políticos están donde están. No hay atajos ni componendas, ni inventos, ni titulares. No es de recibo esa escapada socialista del estado de derecho anteponiendo su monotema federalista como bálsamo curatodo. “Dura lex, sed lex”.



     ‘La escapada’ fue una divertida película italiana de los años sesenta de Dino Risi –il sorpasso–, protagonizada por Vittorio Gassman, un simpático caradura que lleva un día de vacaciones a un tímido estudiante de derecho en su descapotable. La voz del doblaje de Gassman es la del inolvidable Ángel María Baltanás  



    Mis invitados de hoy, vivos y muertos, llevan en sus brazos en alto el gesto elocuente de sus credos diferentes: los brazos en alto de José Luís Viejo llegando victorioso a la meta, el brazo del primer obispo complutense que bendice dibujando en el aire la señal de la cruz, el puño cerrado y en alto del socialista Sánchez, y los brazos altos y gráciles de las sevillanas de la duquesa de Alba. Son distintos brazos para los distintos gestos de sus distintas verdades. Adiós a los brazos perdidos de sus gestos ‘escapados’. Adiós al entusiasmo sincero de su expresión gestual.



José César Álvarez


Puerta de Madrid, 28.11.2014

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