“Primero está madre”
Un
día tuve que ir a visitar a Jorge a su casa del pueblo. Jorge vivía con
su madre, a la que machacaba siempre. Jorge era un tiarrón un tanto
psicótico que para llamar la atención se metía en la cama. La hermana
acudió a la casa para atenderle, y descubrió a la madre en su habitación
con los ojos cerrados, más allá que otra cosa, reconsumida y rota. La
hija, antes que hermana, iba y venía por el pasillo de la casa
afanándose por la madre desvanecida, y, ante los quejidos desatendidos del psicótico, la hermana le contestó así: “Primero está madre”.
Cuando
abro últimamente este semanario y percibo el incremento de los temas
nacionales sobre los locales, en hora en que la nación está tocada,
cuando descubro su natural desasosiego, me acuerdo de la voz de la
hermana de Jorge: “Primero está madre”. A uno parece que le quitan el
oxígeno por arriba y que queda insensible para lo más inmediato. La
desgana y el desánimo pueden manifestarse ante el lejano cartel de una
Semana Santa que viene, anunciada en la FITUR que se va, en el apático estudio del avance del PGOU, en los doce hectómetros cúbicos que nos guitan del Sorbe, que es la MAS,
o en las joyas bibliográficas que nos han regalado en el Museo
Arqueológico, que es el MAR. El mar, la mar, el más o lo más, que más
da. La desgana, sin embargo, no se ha sentado a la mesa de la Semana Gastronómica,
cuyo saque y descorche pudieran obedecer, entre otras cosas, al
subconsciente afán por superar y olvidar las amarguras políticas que a
nivel nacional nos abruman.
No, no exageramos. El mundo se nos aparece del revés. Aquí se favorece a los asesinos Parot y Paquito,
y se condena al fiscal Fungairiño martillo de etarras, el incansable
Ironside contra el terrorismo. Otegui y sus matones comparecen a
empujones en la Audiencia. Y
la cierva más hermosa del monte, de nombre Endesa, ha recibido la
primera dentellada, valiéndose de las malas artes del montero Montilla y
de la dama de la Energía
doña Maite Costa, a pesar de las recomendaciones en contra del
organismo que vela por la conservación de la especie. El botín
salmantino de la nocturnidad se exhibe a la luz del día como trofeo
nacional. Mientras, la Lengua Española
sufre en la propia España, surrealista e increíblemente, el acoso más
vergonzante frente a la cínica negativa de sus autores nacionalistas y
el consentimiento atónito de los gobiernos de turno.
España
es un largo pasillo al que dan diecisiete habitaciones. Los gritos y
lamentos siempre salen de las mismas estancias. Así no se puede vivir,
así no se puede descansar. El médico titular, Sr. Rodríguez, se ha
metido en las habitaciones ruidosas y no sale de ellas, cautivado por el
psicotismo nacionalista. Promete abrir una puerta trasera, dos puertas,
pues, para entrar y salitr por donde quieran. Cuando acabe la obra,
exigirán la misma reforma las otras dependencias del corredor. La teoría
del “café para todos” llegará a ser una huída sin retorno. La historia
común, la lengua común, el territorio común, la organización común –que
eso es la Nación –, son piedras fundamentales que se están removiendo en la obra. La casa-madre, la Hispania
secular, amenaza con venirse abajo. No pueden hacerse reformas
estructurales sin que afecten a la casa común. Aquí sólo queda echarse
al pasillo largo y acallar el quejido largo de los psicóticos.
En el pasillo de la calle hierve la actividad: mesas
que recogen firmas, aclamación de las gentes al fiscal fulminado,
carrera de los fiscales tras el fiscal fulminador, amenazas de huelgas
de hambre por el español en España, por el futuro de la lengua de sus
hijos, voces de la oposición prometiendo deshacer mañana el monopolio
energético, alarma generalizada por unos fiscales que no fiscalizan...
Ya está bien. Todos los problemas de esta bendita casa de largo corredor
proceden siempre de dos salas. Ya está bien de acudir a sus exigencias.
“Primero está madre”.
José César Álvarez
Puerta de Madrid, 11.2.2006
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