Se espera que muchos alcalaínos acudan el próximo miércoles28 de septiembre al concierto de su obra en la catedral de Palencia
Rodríguez de Hita,
el “Bach español” redescubierto
Libro de las chirimias
La ocasión lo merece. Rodríguez de Hita es un músico de la tierra. Es
un músico barroco, ilustrado y olvidado. Quien mejor lo conoce, el
musicólogo Albert Recasséns dice de él que es "uno de los más grandes
genios de la música española de todos los tiempos". Nació en Valverde de
Alcalá y se formó musicalmente en Alcalá de Henares, en el Colegio de
Seises y en la Iglesia Magistral,
de donde fue maestro de capilla, y después lo fue de la catedral de
Palencia, donde residió veinte años, antes de venir a Madrid junto al
rey. El concierto del próximo miércoles 28 en Palencia estará a cargo
del grupo musical internacional "Viana Consort", con instrumentos
originarios, y versará sobre obras contenidas en el "Libro de las
chirimías", auténtico tesoro de la música barroca, que se conserva en
la catedral de Palencia y del que es autor el seise de Alcalá. El
concierto está patrocinado por Caja Duero, y para su grabación posterior
en CD ha colaborado el Ayuntamiento de Alcalá, además de los
ayuntamientos de Palencia, Madrid y Valverde.
El paisano.
Victoriano García Puebla está agitado, una pizca de orgullo y otra de nervios. El día de la verdad se aproxima ineluctable en el calendario. El 28 de septiembre es el día del concierto estelar de su "ídolo" Rodríguez de Hita, el "Bach español" redescubierto, natural de Valverde de Alcalá, su pueblo. En Valverde nada se sabía, ni rastro del músico. Victoriano, que es joyero, ha encontrado su tesoro. Este músico es una mina. Todo empezó casualmente, hace unos pocos años, cuando le llega a Victoriano un CD musical, editado con motivo de la promoción de la capitalidad cultural de Madrid. De una de las obras que presenta el CD es autor un tal Rodríguez de Hita, "natural de Valverde de Alcalá". Desde aquel día a Victoriano se le abrieron los poros del terruño y no se le han cerrado todavía. El orgullo acendrado de su patria chica se le agranda a medida que va conociendo las auténticas dimensiones de la talla de Rodríguez de Hita, víctima del olvido más injusto. Va de aquí para allá recabando noticias de su paisano, hasta que en la catedral de Palencia se encuentra con un catalán que está redactando su tesis doctoral sobre el músico de Valverde. Albert Recasséns llevaba diez años estudiando al músico barroco. De Rodríguez de Hita lo sabía todo. Victoriano descubre al descubridor, y por el catalán descubre a su paisano. Albert viene a Alcalá. Ambos, victoriano y Albert, por paisanaje y por erudición, respectivamente, los dos al alimón se constituyen en padrinos del renacimiento de Antonio Rodríguez de Hita. Ya son dos. Uno más, que los hay, y serán ejército.
Pero
Victoriano no se detiene aquí. Además de buscar sucesivos patrocinios
para sucesivos conciertos y grabaciones sobre el Libro de las
Chirimías, que contiene 75 composiciones, es intención suya constituir
una Fundación en torno a la figura del compositor barroco. El tema lo
habían tratado los dos padrinos con la entonces consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid Alicia Moreno Espert, ahora en el Ayuntamiento de Madrid, de quien Victoriano dice que no pierde la pista. La Fundación
estaría radicada en Alcalá, pero en Valverde ya han echado el ojo a
una casa. "Que si en Alcalá está la casa de Cervantes -dice-, en
Valverde estará la de Rodríguez de Hita".
El erudito
Como decimos, la labor de investigación científica del músico de Valverde ha corrido a cargo del Dr. Albert Recassens Barberá, quien en principio redactó una tesina sobre Rodríguez de Hita y, diez años después, defiende su tesis doctoral en la propia Universidad Católica de Lovaina sobre el mismo tema. "Se pretende -nos dice Albert- rescatar una de las obras más importantes del Barroco español, conocido por El libro de las chirimías. Se trata de una colección única por cuanto es uno de los pocos manuscritos con música instrumental para uso religioso (las procesiones en la catedral de Palencia) que se conservan en España. Además, contiene fugas y piezas imitativas para diversos instrumentos de viento, escritos en todas las tonalidades, una auténtica proeza compositiva, similar a lo 'que hizo Johann Sebastiann Bach con El clave bien temperado o El arte de la fuga. En este caso, sin embargo -sigue diciendo Recassens-, el autor no es un genio de la música alemana sino una de las grandes figuras de la música española".
El grupo musical
El conjunto Viana Consort (España, Francia, Alemania, Suiza) está especializado en recuperaciones del repertorio sacro español del Renacimiento y del Barroco. Utiliza únicamente instrumentos de época y criterios históricos de interpretación. Está integrado por solistas de altísimo nivel, provenientes de Suiza, Francia, Alemania y Países Bajos. Está formado por dos oboes, dos trompas, alto (sacabuche o bajón alto), bajón violón, archilaúd, es decir, ocho músicos más el director.
Antonio Rodríguez de Hita (1722-1787) es hijo de un maestro de niños de Corpa, Marcos Rodríguez, proveniente del sur de Palencia, quien se casa con Francisca de Hita, una moza de Valverde de Alcalá, donde nace. A los 10 años está en el Colegio de Seises de la Iglesia Magistral de Alcalá de Henares, ubicado en la calle del mismo nombre, frente al insigne templo al que los seises servían musicalmente. Allí estudia Gramática y Música con Francisco Moratilla y pudo beneficiarse didácticamente del tratado que escribió el antiguo organista de la Magistral Andrés Lorente, El porqué de la música (Alcalá, 1672). A la muerte del maestro de capilla de la Iglesia Magistral tiene Antonio 16 años y es nombrado provisionalmente maestro de capilla, y meses después se le confirma oficialmente, no conociéndose un caso de precocidad semejante. Don Rafael Sanz de Diego, el canónigo penitenciario de la Magistral, a quien tantos alcalaínos conocimos y tratamos, escribió una biografía sobre el seise de Alcalá, que lamentablemente no conocemos sino por referencias de otros.
En
1744 R. de Hita gana las oposiciones de maestro de capilla de la
catedral de Palencia, donde es ordenado sacerdote tres años después,
completando allí los estudios eclesiásticos de Alcalá. En 1765 accedió a
maestro de capilla del monasterio de la Encarnación
de Madrid, de patronato regio, por lo que era un puesto codiciado por
los músicos de la época. A los tres años de su estancia en Madrid,
dentro del gobierno ilustrado del conde de Aranda, se produce el
episódico paso de Rodríguez de Hita a la composición músico-teatral en
colaboración con don Ramón de la Cruz. La colaboración del músico y del literato produce tres zarzuelas:
Sriseida. Las segadoras de Vallecas y Scipión en Cartagena.
Hita fue un compositor prolífico del que se conservan unas 300 obras. Fue un adelantado a su tiempo, defendiendo incluso las disonancias. Frente a un siglo excesivamente normativo que trataba de racionalizar la creatividad artística, Hita se subleva contra la norma que condiciona la libertad artística y dirá que la música es todo aquello que es agradable al oído. En el Diapasón instructivo (1757) que dedica a sus discípulos, profesores que han de dedicarse a la "noble profesión (de la) música", no sólo trata de formarlos en la armonía y en los secretos del contrapunto, sino en su vertiente humana. Y así dice:
Si el buen padre ha de ser maestro que enseñe: el buen Maestro ha de ser padre que dirija: v así
no extrañéis mezcle estos puntos quien como uno y otro os ama. Más
quiero hombre más y Músico menos, que hombre menos y Músico más, pero
la consonancia de uno con otro estará en que seas ni más ni menos.
En
realidad, el músico barroco resucitado ya obtuvo de Alcalá su homenaje,
al dedicarle una de las plazas más armónicas de la ciudad, con
bulliciosa fuente central. Es aquella plaza donde convergen las avenidas
de Juan de Austria y Lope de Figueroa. Así lo dice el callejero, porque
falta la rotulación que yo no veo, lo cual no sería de extrañar, por
otra parte.
Escuchando a Recassens, dijo algo que me hizo pensar. A la pregunta de por qué ocurren estos casos de injusto olvido y redescubrimiento de auténticas figuras, el erudito catalán contestó sin complejos diciendo que eso nos pasa porque España no hizo su revolución española, como se hizo la francesa, ya que la Ilustración resultó ser en España un movimiento fallido. Tenemos pendiente, pues, el acto histórico de reafirmación nacional. Nos hemos diluido en dimes y diretes periféricos, cuando no ultramarinos, cuando no en guerras civiles, y se nos ha olvidado sacar del baúl las alhajas heredadas y orear nuestros auténticos valores patrimoniales. Ni ganas que hemos tenido. Ahora va alguien como Victoriano, escarba y escarba, y se encuentra un tesoro.
Parece ser que el próximo miércoles, en Palencia, resurgirán los brillos perdidos en el baúl de la historia.
José César Álvarez
- Puerta de Madrid, 24.9.2005
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