Alcalocos
Suena
a ‘Alcalocos’ ese ‘Alcalow Cost’ del final de la semana última, y es de
‘alcalocos’ ese perverso anglicismo que puede perdonarse un día al año.
Es de ‘alcalocos’ este bullicio de gente, ese torbellino que se
superpone y se mezcla, este revuelo buscado para combatir ese bache
largo, esta atonía y agonía comercial. Y es de ‘alcalocos’, creo,
criticar este ‘alcaloco’ esfuerzo contra la ‘alcaloca’ crisis.
Se
ha criticado que a la vitola turística y cultural desde la que se ha
venido vendiendo Alcalá, se le haya agregado ahora un carácter comercial
de saldos y rebajas. Ello me ha hecho recordar el discurso que Camilo
José Cela pronunció en 1957 con motivo de su ingreso en la Real Academia
sobre la literatura del pintor Gutiérrez Solana. Al Solana pintor le
presentaba en sociedad como escritor, y, dada la incomprensión, escribía
Cela: “España es un país tan pobre que no da para que puedan tenerse
dos ideas sobre una misma persona”. La España
de Solana era rica desde la perspectiva pictórica y literaria, la que
era pobre era la mirada que recibía, restrictiva, ya encasillada.
Que
Alcalá haya abierto sus museos y a la vez su comercio, o viceversa,
para los traídos y atraídos a la ciudad, no supone ninguna bipolaridad
traumática o insuperable. Todo es más normal. Lo que resulta insuperable
es si nuestros visitantes vinieron sin blanca en el bolsillo.
Es
de ‘alcalocos’ este junio pujante e impetuoso. Porque al ‘Alcalow Cost’
de su partida, le sucede el siguiente sábado de la ‘Noche en Blanco’ y
después los ‘Clásicos de Alcalá’ nada menos.
El
dicho español de “pasar la noche en blanco” con que denominamos a tan
‘alcaloca’ noche cultural, viene de una lejana tradición. Quienes iban a
ser armados caballeros y querían ingresar en ciertas Órdenes de
Caballería o Militares, debían pasar la noche anterior velando sus
armas, revestidos de una túnica blanca, como los neófitos de la Iglesia,
símbolo de inocencia y pureza. Esas eran las genuinas noches blancas:
una víspera de aguerridas ilusiones, toda una noche en pie, firme. Nada
que ver con nuestra ‘Noche en Blanco’, que se espera sea tan inmensa
como la precedente, pero que será fiesta, no víspera; y no será de
cuerpos enhiestos, sino de culos pegados y mullidos.
Pero
la más famosa noche en blanco fue la de don Quijote cuando veló sus
armas en el patio de un castillo que era el patio de una venta. De ahí
que la ‘Noche en Blanco’ alcalaína tenga las resonancias ‘alcalocas’ del
Quijote.
‘No
tener blanca’ es otro dicho español. La blanca era una moneda de vellón
que en tiempos de Felipe II valía medio maravedí, poca cosa. Y
precisamente “la blanca” sale en el mismo pasaje de la ‘noche en blanco’
del Quijote. El ventero “preguntóle si traía dineros. Respondióle don
Quijote que no traía blanca porque él nunca había leído en las historias
de los caballeros andantes que ninguno los hubiese traído. A esto dijo
el ventero que se engañaba…que, aunque no se escribiera por ser cosa
clara… llevaban bien herradas las bolsas por lo que pudiera sucederles”.
En
este junio “alcaloco” y pujante hay que seguir el consejo del ventero, y
no se puede ir por ahí, caballero andante y sin blanca. Sin la blanca
de la banca y de la Bankia.
Por
otra parte, Alcalá no es tan pobre que no dé para dos personalidades,
que las tiene de lejos: la comercial, desarrollada a lo largo del
soportal de la calle Mayor, la vieja judería, dicho sea sin un ápice
peyorativo, y la cultural, que rebosa de los Cervantes, los Cisneros y
los Complutos, la triple ‘C’ ’de los hitos ‘alcalocos’ que nos
precedieron.
José César Álvarez
Puerta de Madrid, 9.6.2012
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