Se presentó en Alcalá VOZ DE BAJO
“Quise
que fuera la novela de Alcalá” —dijo su autor
José César
Álvarez tenía pendiente de presentar su novela VOZ DE BAJO en Alcalá, el
escenario donde transcurre su acción, y lo hizo el pasado miércoles día 12 en
la Asociación Cultural de Hijos y Amigos de Alcalá. Dicha novela fue
galardonada con el Premio Juan Valera de novela en 2015, premio que convoca el
Ayuntamiento de Cabra y la Fundación Juan Valera. Y ha sido que, al quedar
liberada, su autor la ha reeditado.
“Yo he querido, pecando de pretencioso,
que mi obra fuera la novela de Alcalá, la que a Alcalá creo que le falta” dijo
José César. El acto fue presentado por su presidenta, Mª Carmen Díaz Corcobado,
quien agradeció a su autor haber elegido su institución para ese fin. En la
mesa, a ambos lados de José César, se colocaron los analistas de la novela,
Francisco Hernández, a su derecha, y José Carlos Canalda, a su izquierda. Ambos
coincidieron de una y otra manera en poner de relieve la capacidad imaginativa
del autor, el amor por la ciudad que allí se palpa, y, principalmente, la
riqueza de su lenguaje, calificándole Canalda incluso de “culterano”.
El protagonista de la novela es Lotario,
un cantor de voz gruesa y de viejos latines, acompañado de órgano, el cual ya
no cabe en su iglesia, porque ha sido suplantado por guitarras que acompasan
peroratas dulzonas. Lotario no encuentra entonces el lugar para su ensayo de su
voz portentosa. La vecina de piso se le queja y, obsesionado por el ejercicio
de su voz, Lotario encuentra los más insospechados lugares que ocasionarán sus
sonadas aventuras nocturnas. En esas mágicas noches las estatuas de la ciudad
—Cervantes, Cisneros, San Ignacio, El Empecinado y Azaña— se bajan de sus
altillos para compartir con él y formar sabrosas tertulias entre ellos. Las
estatuas, influyentes en la ciudad, le conceden, una a una, todas las cúpulas
existentes en la ciudad, para que Lotario dignifique el ejercicio de su voz.
Como el autor hubiera manifestado
previamente la crítica que a alguien le suscitó la atrevida ficción de las
estatuas movientes, Canalda realizó allí una incursión en la historia de la
literatura sobre los casos de falta de verosimilitud en la narrativa universal,
ya que no se puede desterrar a la imaginación en el caso de la invención. Y al
ser preguntado el autor que por qué la acción de la novela transcurre en
Santiuste y no en Alcalá, como es evidente, José César dijo que pedía al lector
de su parte esa pequeña aportación, saber que tras Santiuste estaba Alcalá. Las
señales históricas que allí se suceden lo están diciendo. Dijo que era un
recurso que usaron muchos autores. Por ejemplo, en “La Regenta”. Oviedo es
Vetusta, y en las obras de Gabriel Miró, Orihuela es Oleza, etc. Así que la que
quiere ser la novela de Alcalá, donde rezuma su historia, no lleva, sin
embargo, su nombre. El autor cree en su manifiesta evidencia. Y los alcalaínos
son allí santiustinos, según su viejo topónimo.
José César Álvarez
Semanario Puerta de Madrid
28-11-2025



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