miércoles, 3 de diciembre de 2025

 



Se presentó en Alcalá VOZ DE BAJO

 


Quise que fuera la novela de Alcalá” —dijo su autor

 

José César Álvarez tenía pendiente de presentar su novela VOZ DE BAJO en Alcalá, el escenario donde transcurre su acción, y lo hizo el pasado miércoles día 12 en la Asociación Cultural de Hijos y Amigos de Alcalá. Dicha novela fue galardonada con el Premio Juan Valera de novela en 2015, premio que convoca el Ayuntamiento de Cabra y la Fundación Juan Valera. Y ha sido que, al quedar liberada, su autor la ha reeditado.

 

     “Yo he querido, pecando de pretencioso, que mi obra fuera la novela de Alcalá, la que a Alcalá creo que le falta” dijo José César. El acto fue presentado por su presidenta, Mª Carmen Díaz Corcobado, quien agradeció a su autor haber elegido su institución para ese fin. En la mesa, a ambos lados de José César, se colocaron los analistas de la novela, Francisco Hernández, a su derecha, y José Carlos Canalda, a su izquierda. Ambos coincidieron de una y otra manera en poner de relieve la capacidad imaginativa del autor, el amor por la ciudad que allí se palpa, y, principalmente, la riqueza de su lenguaje, calificándole Canalda incluso de “culterano”. 

 

     El protagonista de la novela es Lotario, un cantor de voz gruesa y de viejos latines, acompañado de órgano, el cual ya no cabe en su iglesia, porque ha sido suplantado por guitarras que acompasan peroratas dulzonas. Lotario no encuentra entonces el lugar para su ensayo de su voz portentosa. La vecina de piso se le queja y, obsesionado por el ejercicio de su voz, Lotario encuentra los más insospechados lugares que ocasionarán sus sonadas aventuras nocturnas. En esas mágicas noches las estatuas de la ciudad —Cervantes, Cisneros, San Ignacio, El Empecinado y Azaña— se bajan de sus altillos para compartir con él y formar sabrosas tertulias entre ellos. Las estatuas, influyentes en la ciudad, le conceden, una a una, todas las cúpulas existentes en la ciudad, para que Lotario dignifique el ejercicio de su voz.

     Como el autor hubiera manifestado previamente la crítica que a alguien le suscitó la atrevida ficción de las estatuas movientes, Canalda realizó allí una incursión en la historia de la literatura sobre los casos de falta de verosimilitud en la narrativa universal, ya que no se puede desterrar a la imaginación en el caso de la invención. Y al ser preguntado el autor que por qué la acción de la novela transcurre en Santiuste y no en Alcalá, como es evidente, José César dijo que pedía al lector de su parte esa pequeña aportación, saber que tras Santiuste estaba Alcalá. Las señales históricas que allí se suceden lo están diciendo. Dijo que era un recurso que usaron muchos autores. Por ejemplo, en “La Regenta”. Oviedo es Vetusta, y en las obras de Gabriel Miró, Orihuela es Oleza, etc. Así que la que quiere ser la novela de Alcalá, donde rezuma su historia, no lleva, sin embargo, su nombre. El autor cree en su manifiesta evidencia. Y los alcalaínos son allí santiustinos, según su viejo topónimo. 


José César Álvarez

Semanario Puerta de Madrid

28-11-2025

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