El ‘sprint’
El
‘sprint’ es término que principalmente se usa en la jerga ciclista, es
por lo tanto ganga vapuleada, como lo es el ciclismo en estos tiempos
donde todo es fútbol, y donde en la entrada rodada al velódromo del Val
hay una señal que no permite el acceso a las bicis. El absurdo está
servido: en el velódromo de Alcalá se prohíben las bicis. Ya lo dije en
su día: donde se planta el fútbol, mueren las demás hierbas.
Puede,
sin embargo, valernos el homologado anglicismo ‘sprint’ y transportarlo
a otros climas y situaciones. El ‘sprint’ es un apretón, un
aceleramiento de la velocidad punta, un golpe competitivo, un rapto de
genio. Los ‘sprinters’ suelen salir del anonadamiento, del sesteo de la
carrera, y en un golpe de bravura quieren recuperar el tiempo perdido.
Hay
muchas clases de ‘sprint’. Por ejemplo, el que viene diseñando el
‘sprinter’ Javier Rodríguez es un proyecto de ‘sprint’ sobre Javier
Bello en una meta volante a mitad de carrera, es un ‘sprint’ bonificado
con el trofeo
de
una vara. Pero el ‘sprinter’ Rodríguez no acaba de decidirse porque le
hace falta el concurso de la velocista Fernández, para que le lance en
su aventura. Dicen los que saben que la velocista quiere
‘sprintar’ ella misma, pero cuando le llegue su momento, que lo habrá
de tener, y hacerlo ahora para otro sería malversar sus fuerzas y no
recuperarse en la próxima salida. Desde la cuneta, los de la FSM, que
debe ser algo así como la Federación de Sprinters Madrileños, gritan a
Rodríguez que “¡ahora no!”, pero el ‘sprinter’ no obedece, quiere la
vara. Tiene otra cuneta ruidosa que le anima y le jalea: “¡ahora, sí!”.
Cuando se ponga de pie sobre los pedales es que va a por el trofeo con
todas las de la ley.
Sin embargo, el ‘sprint’ de la Real Sociedad Deportiva Alcalá no es un proyecto, ha
sido una realidad del final de carrera, un ‘sprint’ de eliminación,
disputado a la cola del pelotón, lugar que ha ocupado este año la
realeza deportiva alcalaína, la cual ha perdido al final el culo para no
perder su categoría, que también ha perdido. Y a los alcalaínos se nos
ha puesto una cara de tercera división que no se puede aguantar.
No
ha sido tocada Alcalá por la varita mágica del deporte representativo. Y
en las futboleras competiciones sólo ha nadado con desahogo en los
fondos de la tercera división y sólo ha sufrido aguadillas en las aguas
de la Segunda B. Alcalá alcanzó alto nivel de competitividad en el
Baloncesto y en el balonmano, bajo el mecenazgo de Caja Madrid. Dicha
institución financiera retiró su ayuda a aquel equipo de balonmano de
primera línea, que tantas alegrías daba a la ciudad, porque
había sobrepasado su apoyo a Alcalá al subvencionar a la fundación de
un pintor de cuadros azules, de esos que no se sabe si colgarlos así o
así. Y el equipo de las alegrías, después de su encierro de protesta,
terminó ahogado en un mar de azules imprecisos.
Esta
vez el Alcalá ha podido con los azulones del Getafe B, pero ha perdido
la honra, como Boabdil, con lágrimas. En este épico ‘sprint’ alcalaíno,
donde hemos sufrido un ‘guijuelo’ de clavo, hemos demostrado que jugamos
mejor fuera que dentro, que fuera perdemos la vergüenza que aquí nos
atenaza. En el ‘sprint’ final los rojillos han ganado al líder en el
Tenerife-Alcalá, y también en el Zamora-Alcalá , cuando habían perdido
anteriormente en el Alcalá-Zamora.
Alcalá-Zamora,
miren por donde, fue un ‘sprinter’ de la II República, a quien decían
don Niceto. Ocaña era del Priego conquense y don Niceto del Priego
cordobés. El primer presidente de la segunda República terció en las
elecciones de noviembre del 33 para que formara gobierno el que había
quedado tercero en las urnas: Alejandro Lerroux, en contra de Gil
Robles, líder de la derecha, ganador democrático. Cuando el gobierno de
Lerroux fracasa por corrupción dos años después, el de Priego sin dar
otra opción al partido vencedor, disuelve las Cortes y convoca
elecciones “dentro
de un tiempo ya elegido”. El antidemocrático presidente de la
antidemocrática República ‘sprintó’ con todas sus fuerzas para meternos
en la meta indeseada de una guerra civil, adelantándose velozmente al
tiempo reglado.
Don
Niceto, pobre, tuvo enemigos en todos los frentes. Cuando salta la
guerra civil, ya destituido, está en Noruega y decide no volver a
España. El Frente Popular desvalija su casa y asalta su caja de
seguridad, arrebatándole entre otros documentos, sus ‘Memorias’,
aireadas por la República con censura de puntos clave. Recientemente, en
2008, César Vidal recibe una oferta de venta de tal documento y se pone
en marcha la ‘Operación León’, a fin de rescatar tan valioso documento,
el cual cae en manos de Rogelio Blanco, director general del Libro,
Archivos y Bibliotecas en tiempos zapateriles, quien decide ocultarlo a
favor de la ‘memoria histórica’. Según el nieto de don Niceto, José
Alcalá-Zamora y Queipo de Llano y otros historiadores, el documento es
imprescindible para entender sucesos tan importantes como la rebelión de
1934, su propia destitución como presidente y, principalmente, la
falsedad de las elecciones del 36.
Han
sido tres ‘sprint’, tres arrebatos, tres destiempos: uno como
futurible, otro actual, y el último, hundido inevitablemente en la
historia.
José César Álvarez
sigue, hay más....
D. Niceto Alcalá-Zamora
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“Hay
muchas clases de ‘sprint’. Por ejemplo, el que viene diseñando el
‘sprinter’ Javier Rodríguez es un proyecto de ‘sprint’ sobre Javier
Bello en una meta volante a mitad de carrera, es un ‘sprint’ bonificado
con el trofeo
de una vara”
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