OJO de buey
Complutense, tres veces.
Tres veces, en efecto, he
paladeado con adversos y aviesos sabores la expresión “complutense” o
“de Compluto” en los últimos días. “Complutense” es el gentilicio culto
de alcalaíno, apenas identificado fuera de la ciudad.
1.- La Universidad Complutense
¿Desde dónde habría que hacerlo? ¿Desde dónde habría que decirle a la Universidad Complutense
que silenciara, al menos por respeto, su origen complutense, en tanto
fuera pasto de las profanaciones de los lugares sagrados? O mejor,
queremos que se nos devuelva ese “complutense” acuñado por el Cardenal
franciscano, bajo bula del papa Alejandro VI en 1499. Que nos lo
devuelvan juntamente con su botín, que ello ha dejado de ser timbre de
gloria y sólo es fardo de ignominias. Saquemos su nombre, siquiera sea
su nombre, niña de los ojos de Cisneros, obra eclesial impoluta, de las
garras impías y sacrílegas de esos universitarios jacobinos que se
desnudan sobre los altares, que en el propio templo de la palabra
arrasan la libre expresión y embadurnan de pintadas los ámbitos nobles.
Acciones todas que quedan impunes por la gracia berzal de tan berzosa huerta. Venga a nosotros tu nombre, que es el nuestro. Y dánoslo hoy mejor que mañana, amén.
2.-El Obispo complutense
A
Alcalá de Henares le ha caído en suerte la pluma prolífica e incansable
de mi amigo Antonio Marchamalo. A la calidad de su incisiva pluma hay
que añadir su cultivada preparación intelectual. El sábado enriqueció su
rica producción editorial con la presentación de la “Historia de la
ermita… del Cristo Universitario de los Doctrinos…”. Pues bien, fue
Antonio y, al dar lectura a sus ágiles y bien trabadas líneas, se
dirigió al Obispo com,plutense, deteniéndose improvisadamente un momento
para glosar la eufonía histórica del término, acuciado por su
sensibilidad. Y es que “obispo complutense”, es una voz del siglo IV que retumba con el efecto de una formidable cántara.
Antonio
Marchamalo fue presentado a su vez por otro amigo, Ramón González
Navarro, siempre perspicaz y brillante. Ya es un clásico en la ciudad la
presencia del excelente binomio de Antonio y Ramón, de Ramón y Antonio,
tanto monta. Ambos constituyen una briosa yunta que acarrea excelencias
complutenses.
3.-El complutense Tirsi
He replicado a la Sección
cultural del Diario ABC contra la quijotesca y alucinante pretensión de
la “corriente cervantina leonesa”, ya conocida y allí aireada, de
querer ser patria de Cervantes y del Quijote, todo a la vez. Entre los
puntos que rebatía era el de presentar a Damón aisladamente, como laguna
interesada. Tirsi y Damón, sin embargo, son pareja inseparable entre
los personajes de La Galatea,
primera novela de Cervantes, donde en su alegoría pastoril retrata a
sus amigos poetas y maestros Francisco de Figueroa y Pedro Laínez,
respectivamente. Y de ellos dice Cervantes por boca de la pastora
Teolinda:
–Si
los oídos no me engañan, hermosas pastoras, yo creo que tenemos hoy en
vuestras riberas a los dos famosos y nombrados poetas Tirsi y Damón,
naturales de mi patria, a lo menos Tirsi, que en la famosa Compluto,
villa fundada en las riberas de nuestro Henares, fue nacido, y Damón, su
íntimo y perfecto amigo, si no estoy mal informada de las montañas de
León tiene su origen…
He
sugerido a los “leoneses” que, en favor de sus tesis, trasladen esta
bucólica escena al pueblo leonés de Compludo, calco de Compluto, cuyos
mártires Justo y Pastor son también titulares de su iglesia, la cual
visité cuando hice el Camino de Santiago, y donde no faltará algún
topónimo parecido a Henares. Todo puede reconstruirse, y si hiciera
falta, podría encontrarse hasta un manuscrito del propio Cervantes. Como
suena.
José César Álvarez
Puerta de Madrid, marzo.2011
Puerta de Madrid, marzo.2011
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