Cervantes hizo en Alcalá mucho más que nacer
Últimamente,
en tres ocasiones distintas he oído decir con la mayor naturalidad que
Cervantes nació en Alcalá y que a los cuatro o cinco años, según, el escritor se marchó de Alcalá y se desentendió de ella para los restos. Esto no es cierto y
ha sido divulgado sin más por cervantistas foráneos a los que la
alcalainidad de Cervantes les importa una higa. Pero nosotros no nos lo
podemos permitir cuando hay pruebas que dicen todo lo contrario. En
medio del fulgor del abril cervantino y de ese ‘tren de Cervantes’ que
se ha renovado en la mañana de los sábados, una vez más, yo también,
quiero recuperar puntualmente al Cervantes alcalaíno que no sólo nace.
Cervantes, vecino de Alcalá
Además de la casa natal de
Cervantes hubo una casa de vecindad no identificada, que provenía de la
parte de doña Leonor, la madre de Cervantes, cuya familia, los
Cortinas, era una de las más pudientes del señorío de Alcalá, que,
aunque con su hacienda en Arganda, tenían casa en Alcalá, a cuya
jurisdicción pertenecía. Existe una docena de documentos –cartas de pago, pedimentos, declaraciones– que genera el cautiverio de Argel y la Orden de la Sª Trinidad, que liberó a Cervantes de Argel, los cuales realumbran su nacimiento, filiación paterna y vecindad
He
aquí una carta de pago de Doña Leonor y Doña Andrea, reducida a los
detalles que nos interesan, donde se da cuenta de la vecindad de los
tres:
…en
la dicha villa de Madrid, a treynta e un días del mes de julio del
dicho año 1579, en presencia de mi…Dña Leonor de Cortinas,…y Dña Andrea
de Ceruantes; vecinos de Alcalá, estantes en esta corte para ayuda del
rescate de Myguel de Cervantes, vezino de la dicha villa, hijo y hermano
de las susodichas, que está captiuo en Arger en poder del alimami,
capitán de bajeles de la armada del Rey de Argel que de hedad de trynta e
tres años, manco de la mano izquierda;…siendo testigos…, Fray Joan Gil
(rubricado).— Fray Antón de la Bella (rubricado) .— pasó ante mi, Pedro de Anaya y Zúñiga, escriuano (rubricado). (Arch. Hist. Nac. Libro de la Redempción de la O.S.T., año 1579, folio 17)
La casa materna de Alcalá
La vecindad expresada en la anterior carta de pago explica que, al ser liberado el 19-9-1580,
la casa de su arribada, su faro doméstico después de sus doce años por
su proceloso Mediterráneo, había de ser la “casa madre” de Alcalá.
Esta
casa ignota de Alcalá ya ejerció sus funciones de reunión familiar en
las navidades del 64 y del 66, con motivo del ingreso de Luisa en el
convento carmelita y
la defunción de la abuela Elvira, respectivamente. Quedó constancia
documental del viaje desde Sevilla de su padre Rodrigo, quien viajaría
aquí, claro está, con su hijo rubio y tartaja, como más tarde vendrían a
la solemne toma de hábito de sor Luisa de Belén, que les retendría aquí
más tiempo.
Puede
que la casa alcalaína que habita doña Leonor esté ahora en su intención
de legalizarla en el poder que otorga a su marido ante el escribano
Diego de Henao (diciembre, 1566) cuando reclama “las cosas que a mí me
sean debidas e de derecho pertenezcan, ansí por herencia de mis señores
padre e madre como de abuelos..." Dicha falta de actualización de su
herencia, en la que doña Leonor figura como única heredera, pone en
evidencia el alejamiento de doña Elvira, su madre, que no debió de estar
de acuerdo con el casorio de su hija.
Doña
Leonor, asentada en Alcalá al lado de su hija monja, que fue nombrada
dos veces abadesa, antes fue tornera y pudo susurrar de largo con ella.
Esta indetectable casa hubo de ser una referencia para Miguel, incluso
en sus momentos más distantes. En la ‘Ilustre fregona’ hay un personaje
que en un viaje conjunto de Burgos a Sevilla se adelanta con la
caballería “para pasarse por Alcalá de Henares, donde había de hacer un
negocio que le importaba”. Lo cual podría ser un calco inconsciente de
sus hábitos: visitar a su madre, a su hermana monja, a su prima Martina o
a sus amigos alcalaínos.
La
”casa madre” de Alcalá hubo de durarle a Miguel casi tanto como doña
Leonor, su madre, quien fallece en Madrid el 19 de octubre de 1593.
Apenas tres meses antes había tomado en alquiler una casa de dos pisos
en la calle Leganitos, de alta renta y que paga con alegría. Se ha ido a
vivir con su desgraciada hija Magdalena de Sotomayor, como ahora firma.
Doña Leonor muere de repente. Cervantes debió recibir el correo por
tierras onubenses, metido en las requisas de trigo.
Alcalá en su obra literaria
No
debió resultar gratuito aquel escandaloso pleito que el abuelo de
Cervantes ganó a una de las más poderosas familias de España como eran
los Mendoza de Guadalajara. Los Cervantes, por otra parte, fueron
importunados demasiadas veces con expedientes de limpieza de sangre y
hay quien piensa que el escritor hizo loposible para que no se le
relacionara con los Cervantes de Alcalá. Aunque esto fuera así, como
parece, no se puede en modo alguno neutralizar el subconsciente de un
escritor en el ejercicio de su libérrima creatividad. En mi libro “La
disputada cuna de Cervantes” presento 32 referencias a Alcalá o su
entorno.
No
faltan, así, alusiones ponderativas, propias de la consideración y
estima reservadas al lugar de nacimiento, tales como “el famoso
Henares”, “la famosa Compluto” (La Galatea,1),
“la gran Compluto” (Quijote, 1, 29)... Constato por tres veces la
presencia del entrañable adjetivo posesivo "nuestro", adosado al
Henares: "nuestro Henares", "la ribera de nuestro fresco Henares", "el
soto de nuestro Henares", y también "las dehesas concejiles de nuestra
aldea".
Además
de estas estimaciones adjetivas de su origen, cervantes demuestra
poseer conocimientos de lugares geográficos menores y detalles del
entorno y sus tradiciones, como "la gran cuesta del Zulema”, el camino
natural desde Alcalá hacia la Arganda de sus abuelos; “el alameda del Concejo”, el "cortecido álamo blanco", ancestral
especie de las orillas del Henares; “la leyenda del moro Muzaraque en
la gran cuesta Zulema” donde dicen que “yace encantado”; la mención
trastocada a Diego de Alcalá (Q. 1,29); la cita sobre el número de
,estudiantes de Medicina en su famosa Universidad (‘El coloquio de los
perros’), la exaltación de sus patronos Justo y Pastor (Los baños de
Argel), el entremés sobre la elección de los alcaldes de Daganzo, villa
próxima a Alcalá. Este entremés encierra una sátira feroz contra el
poder de la Iglesia,
cuyo caso no pudo ser conocido sino por la proximidad del vis a vis.
Sabe que el Henares es afluente del Jarama, lo que, sin embargo,
desconoce del Manzanares. Y cita las ‘Ninfas de Henares’ y las Súmulas
de Villalpando, profesor de la Universidad.
Los amigos de Alcalá
Por
otra parte, los amigos de Alcalá le hacen de Alcalá, prueban el
contacto con su patria chica. Los amigos de Alcalá lo encallejonan en
Alcalá, allí los conoce. Entre los amigos citados en su obra, que llevan
el hierro de Alcalá, están Laínez, Padilla, Gálvez de Montalvo,
Figueroa, Valdivielso, Mateo Vázquez, López Maldonado, Vargas, Juan Gracián..,
A
Galvez de Montalvo y a Padilla los salva en el “donoso” escrutinio de
los libros de don Quijote. Su inclinación a su patria chica se muestra
en la fidelidad por los libreros alcalaínos Blas y Francisco Robles,
padre e hijo, además de su fidelidad ‘quijotesca’ al corrector a la
llana Francisco Murcia, a quien hubo de llevar las galeradas de su
‘Ingenioso Hidalgo’ al Colegio de Teólogos de la Madre de Dios.
Su querida hermana Andrea dejó dicho en el pleito de Valladolid que su hermano es hombre que escribe e que trata negocios e que por su habilidad tiene amigos. Estupenda síntesis para una vida, pero pareciera que sólo su habilidad era para con los amigos.
La Galatea, novela alcalaína
La Galatea,
primera novela de Cervantes, es su obra más alcalaína por dentro y por
fuera. Por dentro, porque canta al Henares y cubre sus riberas y sotos
de personajes complutenses de la época. Y por fuera, porque la portada
ofrece el pleno alcalaíno de cuatro nombres propios de varón, cuatro
alcalaínos en ese punto y hora de 1585: Miguel de Cervantes, autor, Blas
de Robles, mercader de libros, alcalaínos de nacimiento ambos; el
impresor Gracián, que imprime la novela en sus talleres de la calle de
Libreros, y el aristócrata italiano Ascanio Colonna, futuro virrey de
Aragón, presente en la Universidad
de Alcalá el año de la publicación de la novela, a quien Cervantes se
la dedica y conoce en su patria chica. Alcalá, encrucijada de nombres y
de hombres que concurren en La Galatea, porque concurren en Alcalá. También el corrector de erratas, Várez de Castro, “corrector de su Majestad”.
No
fue esta primera novela de Cervantes una obra más de la imprenta de
Alcalá, un encargo extraño y lejano, sino que en el libro coinciden
cálidas proximidades. Hay una manifiesta complicidad en las
descripciones de la “aldea de las riberas del Henares” que resulta ser
Compluto, y en las pastoras complutenses Teolinda, su hermana Leonarda y
Licea, tras de quienes se esconden alcalaínas de la época. Sabemos que
Elicio es Cervantes, Tirsi, Figueroa, alcalaíno; Damón, Laínez,
alcalaíno no nacido; Siralvo, Montalvo, alcarreño. Y de igual manera se
refiere a Fili de Tirsi y a Amarili de Damón, como personas muy queridas
en la aldea. Tras el bucólico lenguaje pastoril hay que percibir la
realidad de la entonces villa.
Sus barbas de plata
Durante
los diez últimos años de su vida, Miguel se une y reúne en la calle de
León de Madrid con su mujer Catalina. Tiene a tiro de carro a su querida
Alcalá para relamerse las penas del cuerpo y del alma con los
médicos y los frailes de su cuna. En Madrid tiene cerca a los
Trinitarios, precisamente a ellos, a quienes frecuenta y es ejemplo en
su Esclavonía.
La Venerable Orden
Tercera de San Francisco de Madrid fue fundada en 1608, En esta orden
seglar ingresan en una misma ceremonia, Catalina y Andrea, la mujer y la
hermana de Cervantes. Fue el 8 de junio de 1609, según rezan sendas
actas de ingreso. Magdalena, la otra hermana, está en aquellas fechas
cumpliendo aún el año de noviciado previo. Miguel podría haber ingresado
también en Madrid por aquellas fechas, pero no lo hace, tiene un
compromiso inquebrantable y pospondrá su ingreso en la Orden Tercera,
y no lo hará hasta cuatro años más tarde, pero en su querida y próxima
Alcalá de Henares. Nunca sabremos el motivo principal de sus días en su
patria chica, pero poseemos al menos una fecha segura. ¿Qué hacía
Cervantes en Alcalá a finales de junio de 1613? Porque durante su
estancia en Alcalá ingresa en la Venerable Orden
Tercera de San Francisco el 2 de julio de 1613, según apunte existente
en el libro de dicha Orden en Madrid (Fdez. de Navarrete, Vida, nota 341, pág. 579, cit. por Astrana, VII, 58)
La profesión en la Orden
no sucede hasta el 2 de su último abril de 1616, ya en cama. El día 23
iba amortajado con el hábito franciscano a cara descubierta. Era un
sábado madrileño de salves y rogativas, de vísperas y primaveras.
José César Álvarez
Puerta de Madrid, 5.5.2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario